No, la lectura no ha tomado vacaciones, sólo las reuniones del Club.
Antes de decir nada de lo que hicimos, quiero copiar aquí el artículo que Manuela Bodas -impulsora junto a Helena de esta iniciativa- ha publicado el día 1 de este mes en El Faro Astorgano presentando el Club:
HOJAS DE OTOÑO
Para este otoño, la moda son las hojas. Las hojas de los libros. Esas que nunca
se caen. Son hojas perennes, y se van haciendo eternas a medida que son leídas y
leídas por muchas personas.
La moda para este otoño en Veguellina de Órbigo, vendrá marcada por las
directrices de nuestra querida bibliotecaria Helena, que ya tiene preparado el próximo
encuentro del club de lectura.
El recién estrenado Club de Lectura Río Orbigo, fue un éxito en sus dos primeras citas, y ya
estamos impacientes por acudir a la siguiente reunión, a la espera del libro que
leeremos y que posteriormente comentaremos.
Leer, te hace crecer ya que te acerca más y mejor al lenguaje. Leer es una
manera de recorrer otros caminos sobre el camino. Leer te lleva a tu interior sin que
apenas te des cuenta. Leyendo la persona se va haciendo, va creciendo por dentro, se
hace receptiva a la vida.
Cada libro es un templo del que puedes llevar los pequeños tesoros que vas
encontrando a medida que lo recorres. Cada libro pasa a ser una parte de ti, te da sus
letras como cuentas sueltas, para que tú las enhebres y les des vida con tu hálito de
creador-lector. No solo crea el escritor, también el lector crea a medida que avanza en la
lectura. Si no hubiera lectores, los libros serían pasto de la nada, sus palabras morirían
antes de nacer a la imaginación del lector.
Leer nos convoca a una danza íntima que nos consuela en días tristes, o nos
hace crecer si nos sentimos humillados. Leer es un diálogo a varias bandas, que nos
hace meternos en la piel de los personajes o visitar paisajes nunca antes imaginados.
Por eso es un privilegio tener un club de lectura en el que poder expresar
nuestros sentimientos respecto a un libro, a su creador, a los personajes, evocar olores,
sabores, sensaciones olvidadas… En el club de lectura se aprenden otras miradas
distintas del mismo libro. Te das cuenta de que con el mismo libro, cada uno hace un
viaje distinto, porque aunque vamos en el mismo camino, cada uno llevamos distinto
equipaje. Cada libro un camino, cada lector un viaje.
Para ir a la moda, este otoño lo mejor, es compartir libros y lecturas.
Compartiendo vamos creciendo mas solidariamente. Si quieres estar a la última, pásate
por la Biblioteca del I.E.S Río Órbigo y anímate a ser un miembro del club de lectura,
porque compartir lectura nos hace iguales, pero diferentes.
Manuela Bodas Puente – Veguellina de Órbigo
Es agradable ver cómo cada vez somos más.
Aunque, como es lógico, siempre hay alguien que no puede venir, en cada convocatoria hay nuevas caras, y en esta reunión hubo bastantes, y de todas las edades.
El libro elegido ayer para leer este mes ha sido Nos espera la noche, de Espido Freire.
En el enlace del título la autora nos presenta el libro con un video, y podemos ver otros títulos de ella.
Agradecemos a Carlos Fidalgo su mediación, y a la propia autora su generosidad al enviarnos suficientes ejemplares para todos, y algunos más, así que si quieres leerlo, sólo tienes que acercarte a la biblioteca y pedírselo a Helena.
Nos hemos dado hasta el 22 de noviembre para leerlo. Ese día, a las ocho como acostumbramos, nos volveremos a reunir para comentarlo.
Como novedad en esta reunión, Loli nos sugirió que el Club también podría ser un buen espacio donde leer nuestras propias creaciones, de cualquier género. Nos ha parecido una estupenda idea, pues al estar como en familia, al autor le dará menos vergüenza leerlo, y es un buen incentivo para quienes quizá han pensado en escribir algo pero nunca se han atrevido a ello.
Y para romper el hielo, nos ha leído un cuento muy bonito que recientemente ha publicado en la revista Macaronesia, de Fuerteventura.
Reproduzco dicho texto con el permiso de la autora, cuya trayectoria literaria es bien conocida, con diversas obras publicadas y cientos de colaboraciones en varios medios de comunicación.
-Tengo ojos de espuma, pelo de caracolas, manos por aletas y mi cola es la
cresta de una ola. Si no te has enterado, mírame bien bacalado.
-Que nos soy bacalado que soy bacalao. Y te digo quien eres en menos que
me zampo una sardina.
-Eres el mar, o la mar, que da igual, que igual da.
-¡Sí! Soy la mar y juego con las dunas a rescatar sus arenas del sol, para
llevarlas al fondo de mi corazón. En mi gigante y elíptica onda azul, viajan las
sirenas, peinadas por el viento, que me lleva en sus brazos y me canta nanas de
magma. Mi madre es el magma que saltó del interior de la tierra, para abrazar al sol,
al cielo, al infinito horizonte donde el agua baña la vida. Un trocito de ese magma se
llama Fuerteventura, mira que cerca estamos ahora de esa isla tan hermosa.
El bacalao Riauriau se quedó boquiabierto al ver Corralero, aleteó con apego
en las playas de Sotavento y se quedó tirulato con las de Barlovento. Don guirre le
saludó muy contento desde Pozo Negro y conoció a Bocinegro en La Pared y Jandía.
-¡Qué isla tan bonita madre mía! ¿Y cómo flota ese trocito de magma?
Preguntó el bacalao a la mar marinera.
-¡Yo lo llevo en mi lomo! Contestó la ballena Ventura antes de que la mar
pudiese mediar palabra.
-¡Vaya, qué trabajo tan trabajoso!
- No te creas, yo misma se lo pedí a Neptuno, ya sabes, nuestro rey. Estaba
cansada de que me persiguieran unos balleneros en el norte, así que salí corriendo
por esta mar marinera, y me encontré con este trocito de volcán flotando, pero
aunque se llame Fuerteventura, estaba débil y cansada cuando la conocí, por eso le
pedí a Neptuno que me diera vigor para poder acogerla sobre mi lomo.
- Y voy encantada. No sabes que cómodo es viajar así sin hacer ningún
esfuerzo. Contestó Fuerteventura con voz de desierto. - Lo malo es que al ver el
chorro de Ventura, algún tonto lava, se ha creído que tengo petróleo, y andan
sondando la mar para vaciarme.
A lo que la ballena Ventura comentó. ¡Pobre del que intente perforar
Fuerteventura! ¡Se las tendrán que ver con mis tripas!
Manuela Bodas Puente – Veguellina de Órbigo, León.
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